Objetivo del ritual:
Una mente inquieta es el alma de un difunto que vaga sin descanso porque no
tiene a dónde ir. Esta alma no pudo llegar a la otra orilla y está condenada a
permanecer vagando entre el mundo de los vivos y los muertos hasta el final de
los tiempos.
Un espíritu inquieto es invocado en la magia negra para perseguir a una
persona hasta que regrese a ti o él / ella haga algo que quieras.
La mente intranquila atacará así espiritualmente al objetivo del ritual hasta que
se rompan sus defensas espirituales y mentales.
Ingredientes:
Para realizar este ritual necesitarás conseguir los siguientes ingredientes. Cada
uno de los ingredientes enumerados a continuación es importante. No realices
este ritual si no tienes todos los ingredientes a tu disposición.
Ingredientes:
-Una gran vela roja
-la foto del objetivo del ritual
-polvo (equivalente a una cucharada grande)
¿Dónde realizar este ritual?
Este ritual se puede realizar dentro de su hogar o al aire libre en un lugar
tranquilo en el que no será molestado.
¿Cuándo realizar este ritual?
Este ritual se puede realizar en cualquier momento del mes, preferiblemente
después del anochecer.
¿Cómo proceder?
1-Enciende la vela roja
2-Recita el siguiente encantamiento:
"Oh mente inquieta,
Tú que vagas sin descanso y que nunca llegarás al paraíso,
Escucha
Te pido que traigas tormento permanente a (nombre de la persona)
Evita que esta persona descanse,
Evita que esta persona se duerma atormentando sus noches,
Haz de cada una de sus noches una fuente de estrés,
Haz que esta persona se despierte cada día más cansada que el día anterior,
Evita que esta persona se concentre,
Evita que esta persona tome iniciativas,
Haz de su vida un campo de ruinas,
Haz que esta persona venga y me ruegue que le dé mi ayuda y apoyo porque
nadie más lo hará,
Haz que la vida de (nombrar a la persona) sea un infierno".
Apaga la vela al final del encantamiento.
3-Repita este encantamiento todos los días durante 7 días.
4-Durante la última sesión del séptimo día, quema la foto de tu objetivo y
añade polvo.
Deja que todo se enfríe. Enterrar las cenizas y restos de la vela en tierra.
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